
La amenaza de Donald Trump de deportar a 11 millones de personas indocumentadas de Estados Unidos ha hecho saltar las alarmas del Gobierno mexicano y en concreto de los Estados del norte del país. Varias ciudades fronterizas como Tijuana, Ciudad Juárez, Piedras Negras, Nuevo Laredo o Reynosa resienten esa presión y trabajan a marchas forzadas desde hace semanas para ampliar su red de albergues con la que atender a los migrantes deportados. Sin embargo, los Estados del norte advierten de los obstáculos económicos y de infraestructura que enfrentan y han hecho un llamado al Gobierno de Claudia Sheinbaum para trabajar de manera conjunta.
