El pasado 9 de agosto hubo luna llena y cola desde las cuatro de la madrugada en la tienda de Swatch de la calle de Velázquez de Sevilla. En una ciudad aletargada por la enésima ola de calor del verano, los enterados esperaban la única oportunidad de adquirir el reloj Mission to Earthphase Moonshine Gold, una edición limitada del modelo MoonSwatch que solo se vende las noches de luna llena y en algunas tiendas físicas del mundo. Hasta las diez de la mañana no entraron los primeros de la fila, dos chicos de veintitantos años que pagaron 385 euros por un reloj con ilustraciones de Snoopy y Woodstock y dos lunas llenas revestidas con el oro de Omega. Un híbrido entre el lujo y la funcionalidad que ha cambiado el paso a buena parte de la elitista industria relojera suiza.