
Desde hace nueve meses, la atención mediática, política y judicial sobre la dana se ha centrado, sobre todo, en las poblaciones valencianas ribereñas del barranco del Poyo, donde se registraron 192 de los 228 fallecidos en la tragedia, y en el peligro de ruptura de la presa de Forata. La pequeña presa de Buseo, la única propiedad de la Generalitat Valenciana, ha pasado mucho más desapercibida, a pesar de que estuvo a punto de reventar aquel 29 de octubre y se desbordó con fatídicas consecuencias.

