La más aburrida de las contiendas

hace 3 semanas 19

La más aburrida de las contiendas

Resumen: La Academia Sueca nos ha dado la más aburrida de las contiendas desde la soporífera elección de Svetlana Alexiévich en 2015, quien lideró todas las quinielas de principio a fin sin margen alguno para la necesaria incertidumbre

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Finalmente, la duda ha sido despejada y no hubo giro de guion inesperado, batacazo de último minuto ni sorpasso alucinante por la derecha. Nada de eso, en últimas el sobre con el nuevo ganador del Premio Nobel de Literatura sí que contenía el nombre de László Krasznahorkai, justo como las casas de apuestas lo venían vaticinando desde semanas atrás. Con este predecible desenlace, aunque no por ello menos justo o merecido, la Academia Sueca nos ha dado la más aburrida de las contiendas desde la soporífera elección de Svetlana Alexiévich en 2015, quien lideró todas las quinielas de principio a fin sin margen alguno para la necesaria incertidumbre que la mística de este galardón demanda.

Fuera de los más que obvios vencedores de la jornada, el mismo Krasznahorkai y todo el pueblo de Hungría representado (les guste o no) por sus ahora universales letras, otra que tuvo el mejor jueves de su vida fue la Editorial Acantilado, firme creyente en su talento desde hace ya muchísimo tiempo. Un sello catalán de distribución sólida, aunque discreta, sin mucha publicidad ni gran parafernalia, pero con ediciones de exquisita finura que desbordan elegancia. Un premio muy oportuno que bañará aún más de oro un catálogo que ya podía sacar pecho con la brutal obra “El Fin del Homo Sovieticus” de la propia Alexiévich y el canon completo del también húngaro Imre Kertész (Nobel 2002).

También deben sentirse satisfechos por el deber cumplido los jurados del Premio Booker Internacional y el Premio Formentor. El primero elevó a Krasznahorkai a lo más alto en 2015 y con él ya son cuatro los ungidos por Estocolmo que logran anticipar: Alice Munro en 2009 (Nobel 2012), Han Kang en 2016 (Nobel 2024) y Olga Tokarczuk en 2018 (Nobel 2018). El segundo, mientras tanto, entronizó a Krasznahorkai el año pasado y con ello va recuperando su prestigio luego de atinar con destreza de pitonisa los encumbramientos de Samuel Beckett en 1961 (Nobel 1969), Saul Bellow en 1965 (Nobel 1976) y, más recientemente, Annie Ernaux en 2019 (Nobel 2022).

Pero no todo fueron lágrimas de alegría, especialmente para Gerald Murnane, con absoluta seguridad el primer inconforme con la decisión. El australiano se metió en el podio de los apostadores en 2022 y desde entonces no hace sino escalar posiciones hasta aferrarse a la cima este año. Aunque la gloria le sigue siendo esquiva de momento, es inobjetablemente el as de espadas de Oceanía en esta competición y un fortísimo candidato de cara al futuro cercano. Sólo esperemos que no sufra la misma desilusión que el recientemente desaparecido Ngugi Wa Thiong’o, el Nobel africano que no fue.

Por último, otros que tampoco la deben estar pasando bien son los perfiles más parecidos a Krasznahorkai. Hablamos, cómo no, del ucraniano Andréi Kurkov, a quien ya nos acostumbramos a ver disputando las semifinales del Premio Booker Internacional, y del búlgaro Gueorgui Gospodínov, quien alcanzó la consolidación llevándose a casa dicho reconocimiento en 2023 con “Las Tempestálidas”. Ambos, promesas con gran potencial que pasan de suplentes a titulares en la lista de favoritos.

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Redacción Minuto30

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