Por Cristian Aristizábal.
“La poesía no fue accidental.
Mi poesía soy yo”.
Idea Vilariño
Hace un par de semanas terminó la 19.ª Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín y como librero participante me topé con una constante que merece ser enunciada: siete de los diez días de feria, visitantes de distintas edades se acercaban con el anhelo de un buscador de reliquias a preguntar por una joya dentro del mundo de las letras. Sus caras al lanzar la pregunta, reflejaban no sólo el gusto por los libros, sino el deseo ferviente de poder atenazar ese ejemplar en específico para luego disfrutar de su lectura. Feliz me sentía al saber que tanta gente lo preguntaba. Luego les extendía la tristeza con la que quedaba al responderles con una negativa y con una frase que repetí frecuentemente: “si lo encuentra, tráigame uno”.
Y es que, ¿cómo era posible que tantas personas compartieran ese gusto? Digo tantas, porque eran demasiadas para ese género en particular. Además, no era un libro recién publicado ni tampoco era uno que hubiera sido un bestseller de alguna época en especial. Asombrado estaba y con ello, me seguía martillando en la cabeza la pregunta del por qué no está ese libro en Colombia, ¿qué pasa con las editoriales que no tienen la Poesía completa de Idea Vilariño? Porque hasta ahora, a menos que se importe, solo se encuentra una selección de poemas que pertenece a la colección Poesía portátil editada por Penguin Random House bajo el nombre Ya no será. Pero eso es solo un abrebocas. Un mínimo deleite que deja una brecha de inconformidad por lo corto que es. Sin embargo, vale la pena resaltar de dónde viene la fuerza que tiene esta poeta para que en la actualidad siga siendo aclamada por el público lector.
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Pues bien, Idea Vilariño es la representación de la poesía en todo su esplendor. Ella es la recolección de todas las formas bellas del pensamiento y la narrativa, porque no solo sus letras son dulces, también lo es su voz y su presencia. En ella parece habitar el ritmo, la magia y la cadencia de la poesía misma, pues logra condensar la riqueza estructural y la transparencia verbal que hacen de un poema algo más que un escrito. Características que permiten que sus versos no solo se queden plasmados en las hojas que reúnen un libro, sino que motivan el retorno a la lectura.
Estas sensaciones tan profundas tienen una razón de ser que está anidada directamente a la niñez tan enriquecedora —literariamente hablando— que tuvo Idea, quien en el seno de una familia de lectores, poetas y críticos de su tiempo, creció en compañía de buena música y recitales poéticos que adornaban la casa como la forma más natural de comunicación. De esa familia enamorada de la intelectualidad que le daba un matiz de belleza y de esperanza a la humanidad salió su nombre. Así, natural. Tratando de hacer un símil con las representaciones mentales que nos rondan la cabeza cada vez que pensamos: idea.
Es entonces bajo este panorama familiar, en donde Idea empieza a darle voz a sus ideas. Desde su niñez y de la relación con su padre —que también fue poeta—, Vilariño fue descubriendo de manera muy cautelosa su inclinación y pasión por la escritura poética. Una escritura que está unida entrañablemente a la métrica y al ritmo pues, aunque en mucha de su poesía el verso libre parece ser el protagonista, hay una onda rítmica que escapa al ojo, pero que se palpa con el lenguaje mental de la lectura. Incluso, ese ritmo es más importante para Idea que cualquier otra cosa, ya que este es el que le da vida al poema. Así lo manifestó en una de las pocas entrevistas que dio en vida, cuando le respondió a Elena Poniatowska (2004) al hablar de sus poemas:
[A mis poemas] un ritmo riguroso los ordena y sólo para los ojos parecen libres. ¿Qué significado tiene el ritmo? Es fundamental en todo hecho poético. En un poema puede fallar todo lo demás; hasta puede, en determinados juegos, faltar el sentido; nunca el ritmo. Es esencial; por él algo es o no lírico.
Con este bosquejo de una niñez cargada de magia literaria, se pueden entender muchas de las características que cobijan a esta gran poeta. Pues bien, si sus letras tienen un peso emocional que se corresponde muy bien con el sentido rítmico que heredó de su infancia; su vida, su historia personal, su forma de enfrentarse con el mundo, de verlo, de sentirlo y su manera de ver el amor, son un complemento perfecto que le da más rigor a su trasegar poético. Basta conocer la relación que tuvo con el escritor Juan Carlos Onetti para entender cómo la poesía brota del deseo, pero también es resistencia (pueden leer el poema Un huésped).
Idea era esquiva para dar charlas. Por fortuna contamos con registros documentales de las pocas entrevistas que dio y varios poemas grabados con su voz. Registros que terminan reafirmando el peso que tiene su faceta poética. Al verla y escucharla: su voz es dulce y pausada, su respiración lenta pero rítmica, su mirada es fija y profunda, su cuerpo estático y en reposo, sus manos quietas y esbeltas, sus labios rígidos y planos, y su mente… Su mente es como si no estuviera, pero en realidad jugaba un juego: el de estar muy atenta para hablar de todo sin importarle nada.
Así, esta mujer es una de las grandes poetas por su resistencia ante el dolor social y la lucha contra el amor obsesivo e intranquilo, pero, al fin y al cabo, amor. Ella es una correspondencia brillante de lo impactante que puede resultar el lenguaje escrito unido a la tranquilidad de una vida anímicamente pausada y certera en su decir. Su voz y su personalidad son el complemento preciso de una escritura desgarradora y profunda que invita a leerla muchas veces. Es la autenticidad del poema, porque ella vive para él y le da el protagonismo suficiente para que la poesía hable por sí sola.
Luego de haber sido tan preguntada en esta edición de la feria, me queda la satisfacción de saber que hay un deseo que se cuece por querer leerla y la ilusión de que su poesía llegue a más amantes de las letras.
“Puedo mentir en la vida. Pero
no puedo mentir en el poema”.
Idea Vilariño
Referencias
Poniatowska, E. (2004). Esencial y desesperada. Entrevista con Idea Vilariño. Tomado de https://www.jornada.com.mx/2004/08/08/sem-elena.html.
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Idea, la de la poesía
“Pues bien, Idea Vilariño es la representación de la poesía en todo su esplendor. Ella es la recolección de todas las formas bellas del pensamiento y la narrativa, porque no solo sus letras son dulces, también lo es su voz y su presencia”.
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Por el orgullo de leer (lo que sea)
“Segmentar para atacar es una herramienta que no sirve de nada si quien lee, lo hace con tanta pasión como el que se dedica a escribir con el rigor que ello compete. Más allá de títulos o géneros, lo que queda son libros y dentro de ellos, pensamiento”.
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La importancia del cómo en el hacer
“En la reflexión que está antes del actuar debe estar condensado todo el ánimo humano. Ahí es donde se debe cuidar el deseo, el impulso y el calor que dan la motivación para ejecutar acciones”.