Cuando Donald Trump ganó la presidencia hace poco más de un año, Gregory Bovino estaba listo para aprovechar la oportunidad. Desde su puesto como jefe de la Patrulla Fronteriza en El Centro, que abarca el Valle Imperial del sureste de California, había hecho méritos para ganarse el favor del republicano. Dos semanas antes de la investidura de Trump, el funcionario envió a decenas de agentes cientos de kilómetros al norte, al condado de Kern, en el Valle Central, para realizar detenciones en gasolineras y en la carretera, aterrorizando a la comunidad migrante del corazón agrícola del Estado más poblado del país. Bovino anunció entonces que la operación iba destinada a arrestar delincuentes, pero de 78 detenidos, solo uno tenía antecedentes penales.

hace 13 horas
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