Con la apariencia de cooperación bilateral, el memorándum de entendimiento suscrito por el secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, y el ministro de Seguridad panameño, Frank Ábrego, representa un desmantelamiento silencioso de la soberanía que tanto costó conquistar. Más allá de los legítimos cuestionamientos de la constitucionalidad de lo acordado, el documento establece un régimen de control territorial que contradice el Artículo V del Tratado concerniente a la Neutralidad Permanente del Canal y al Funcionamiento del Canal de Panamá, que cuenta con la adhesión de 40 países, incluidos 4 de los 5 miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. El tratado es el pilar jurídico que establece que “solo la República de Panamá manejará el Canal y mantendrá fuerzas militares, sitios de defensa e instalaciones militares dentro de su territorio nacional”.