Giorgio Armani empezó colocando maniquíes en el escaparate de unas galerías de Milán sin saber que algún día vestiría a las mayores estrellas de Hollywood. Entre telas, luces y vitrinas del histórico centro comercial La Rinascente comenzó a forjar una carrera asentada en la idea de elegancia sobria y atemporal que lo llevaría al trono de la moda mundial.