‘El Put4s de Aguadas’: la historia detrás del héroe bizarro famoso en la tradición oral paisa

hace 2 días 5

Aunque Aguadas es un municipio de Caldas, esta tradición se ha extendido a todo el país

Aunque ‘El Putas’ no se encuentra en el diccionario de la Real Academia Española, en la jerga paisa lo tenemos bien claro: este adjetivo se lo atribuimos a una persona que alardea de sus capacidades casi que exagerándolas cuando queremos acudir al sarcasmo (¡No, pues, este se cree el Putas de Aguadas!) o a alguien «muy verraco» en lo que hace (¡Ese man es el Putas de Aguadas en la cocina!).

Todavía no se sabe a ciencia cierta si ‘El Putas de Aguadas’ es una leyenda popular o un campesino de carne y hueso, y probablemente nunca lo sabremos, lo que sí está claro es que tiene origen en el municipio de Aguadas, en el norte del departamento de Caldas, y que se ha convertido en una tradición oral que ha sido transmitida de generación en generación por los habitantes de la región.

¿Cómo era ‘El Putas’?

«Con quién peleo que solo muñecos veo», se presume que con estas palabras, ‘El Putas’  invocaba a sus «monicongos», unos diablillos que consiguió a través de una bruja muy famosa de la región, solo eran visibles a los ojos de él y siempre aparecían para ayudarle a pelear cuando sus adversarios eran más de tres.

Dicen que ‘El Putas’ era tan pelión que cuando lo buscaban para pelear, estaba ocupado peleando. ¡Vaya uno a saber si por eso los paisas no se enojan sino que se emputan!
También cuentan las malas lenguas que solamente habían dos razones para enfrentarse a ‘El Putas’: porque uno era muy pendejo o porque nunca lo había «oído mentar».

Y es que se cree que era tan bravo que cortaba el aire con un machete tan bien afilado que echaba chispas contra el suelo, peleaba con tanta destreza que parecía bailando y en un par de minutos mandaba a sus contrincantes pal’ cementerio o pal’ hospital.

Este Putas además de la pelea, tenía dos vicios: el trago y las mujeres. Sus parceros, «los monicongos», no solo le ayudaban a pelear, sino también a levantarle la falda a las muchachas.

¿Leyenda o símbolo cultural?

Para el Divulgador Histórico, Víctor E. Ortiz G, la existencia real de este personaje está en entredicho. A diferencia de otros personajes folclóricos como ‘Cosiaca’ o ‘Marañas’, de quienes al menos se conservan fotografías, «El Putas» no es rastreable.

«Si ‘El Putas’ fuera mexicano, sería conocido como ‘un chingón’; si fuera peruano, ‘un cuico’, o en Argentina, ‘un grosao'», explica Ortiz. Él concluye que el personaje es más una expresión cultural de un arquetipo del campesino hábil y capa, que un individuo verificable que haya andado por la región.

Como era de esperarse, este sujeto tenía buena suerte en el juego y se cree que murió de viejo a causa de una terrible enfermedad.

Lo cierto es que un vivo, un verraco o un teso, quedan cortos al lado de ‘El Putas’, tanto así que se puede comparar con el diablo, el patas o el uñas, tal como lo conocen los arrieros de pura cepa.

Y si el putas existió o no existió… ¡Sabrá el putas!

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