Dr. William Vélez: que el fuego no se apague

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Dr. William Vélez: que el fuego no se apague

Resumen: William Vélez será, sin duda, un símbolo del empresario antioqueño

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Mayo 21 de 2025, 7:00 a.m. Hoy abrí El Colombiano como cada mañana, mientras el café de mi tierra humeaba sobre el fogón aún tibio. Siempre miro la página de obituarios. La muerte es tan cotidiana y a la vez tan sorpresiva, que en esas líneas uno puede detenerse a reflexionar sobre muchas cosas: el paso del tiempo, los afectos que perduran, incluso la propia mortalidad. Y, por qué no, preguntarse qué tan bien se está viviendo la vida.

Pero hoy fue distinto. Al pasar una tras otra las páginas de homenaje al Dr. William Vélez, comprendí que no se despedía únicamente a un empresario, sino a un ser humano esencial para Antioquia, para Colombia. Pero sobre todo comprendí que casi todos los nombres que allí aparecían lamentando su partida eran de amigos, conocidos, familiares, empleados, socios. Éramos una familia paisa en su máxima extensión, congregada en torno a un patriarca. Y esa cercanía no era una coincidencia, sino el reflejo de una vida vivida con profundidad, con compromiso y con amor por su gente.

El Dr. William Vélez nació en San Pedro de los Milagros, municipio enclavado en el altiplano norte de Antioquia, tierra de páramos, de ganadería lechera y de profundo fervor religioso. Allí, entre montañas frías y neblinas persistentes, crecen generaciones de hombres y mujeres forjados en la cultura del trabajo, la fe y la austeridad. En ese entorno campesino y devoto se templó su carácter: el del antioqueño recio, silencioso, visionario. De ese perfil antiguo que valora el esfuerzo por encima del ruido, y la palabra cumplida por encima de la promesa fácil.

Fue de aquellos hombres capaces de ver posibilidades donde otros solo advertían límites, y que hicieron del trabajo una forma de servicio. Supo convertir las dificultades en caminos, los desafíos en oportunidades.

Siempre firme, silencioso en la vanagloria, pero generoso en la acción.

De bajo perfil, nunca vino a este mundo a recibir aplausos, sino a generar empleos, a construir futuro con hechos más que con palabras. Vivió con una sobriedad que desarmaba, y con una convicción tranquila pero firme.

La consigna tantas veces repetida por el expresidente Uribe Trabajar, trabajar y trabajar se encarnó en el Dr. William Vélez con naturalidad. No como un lema político, sino como una ética cotidiana.

Hoy, El Colombiano, en su edición del miércoles 21 de mayo de 2025, recoge una declaración suya que sigue resonando:

Yo soy más socialista que usted. Yo creo empleo. Yo trabajo.

Palabras dirigidas al presidente Gustavo Petro. Firmes, sin arrogancia, pero con una claridad que no deja lugar a dudas sobre su visión del compromiso social: generar empleo, dignificar el trabajo, construir país desde la acción.

Quienes lo conocieron saben bien que, más allá de sus logros empresariales, su mayor orgullo era su familia.

Su verdadera riqueza estaba en casa. Fue esposo y padre amoroso, de valores profundos y gestos sinceros. En sus decisiones prevalecía siempre el deber, y en su trato, la nobleza de carácter.

Hoy que el Dr. William Vélez ha partido, tal vez sea el momento de pensar en un símbolo que lo recuerde y, con él, a todos los empresarios que han trabajado por Colombia con honestidad, con visión y con humildad.

¿Por qué no una llama? Una escultura sobria, firme, siempre encendida, en San Pedro o en Medellín. No como monumento al individuo, sino como homenaje al espíritu que él representó: el del trabajo como acto creador, como motor de equidad, como compromiso con el otro

El Dr. William Vélez será, sin duda, un símbolo del empresario antioqueño. Pero más bello aún es entender que fue, sobre todo, un hombre bueno. Un referente. Un fuego que, incluso después de su partida, debe seguir ardiendo en la memoria de quienes creemos que el país se construye así: con trabajo honesto, creativo, inteligente y pensado para mejorar el país. Un fuego que no se extingue, sino que permanece, ardiente.

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