
En las multitudinarias y coloridas marchas del orgullo que con los años han crecido tanto por Latinoamérica, es cada vez más frecuente ver una amplia variedad de géneros, expresiones y generaciones. Se ven madres con sus hijos, hijas e hijes, abuelas con sus parejas, grupos de adultos o de jóvenes reclamando su existencia. Entre tanto color pasa desapercibido que ese panorama no siempre fue así. Es un logro de muchos años de luchas sociales, de batallas legales, de activismo político, de transformaciones culturales.

