Así fue el pleito que partió al reguetón colombiano: la lucha entre Ryan Castro y Kevin Roldán

hace 2 meses 19

El 28 de mayo Ryan Castro por fin pudo celebrar. “Bueno, solo quiero decirles que finalmente soy libre (sic) esperen el 200% de mí, yo nunca he dejado de trabajar ni de darle música a mis fans, a pesar de que el tiempo que estuve firmado querían meterme mil tropiezos. Yo siempre he sido una persona correcta y real, no me gusta quitarle un peso a nadie y tampoco dejarme quitar lo que tanto me cuesta. DIOS nos escuchó, DIOS nos acompañó en este proceso tan raro para nosotros (...) a toda la gente que habla cosas sin saber algún momento les voy a explicar y me van a entender”, escribió Ryan en su cuenta de Instagram.

Lo que celebraba era que el Tribunal Arbitral del Centro de Conciliación de Medellín había fallado a su favor en las demandas que había interpuesto contra la disquera King Récords, propiedad del caleño Kevin Roldán, por incumplimiento de contrato.

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El laudo –como se denomina la resolución que dicta un árbitro– no sólo le entregó a Castro los derechos de propiedad sobre todos sus fonogramas y audiovisuales, sino que ordenó a King Récords pagarle una suma superior a los 2 millones de dólares.

“Lamentablemente hay gente que coge vuelo y olvida quién lo ayudó a despegar”, dijo por su parte Kevin Roldán.

Cronología

Kevin Roldán creó King Records en 2020 y el primer artista que firmó fue Ryan Castro.

“El primer artista con el que firmamos fue Ryan Castro, un caso de éxito brutal. Es un pelado que viene de cantar en los buses”, dijo Roldán en una entrevista con El Tiempo, publicada en noviembre de 2022.

Pero en ese momento, ya las cosas entre King Records y Ryan Castro no estaban saliendo tan bien como se lee en la entrevista.

Un año antes, en febrero de 2021, Julio Toro, quién entonces era el abogado de Ryan Castro, buscó a Leandro Arango, un reconocido abogado de la industria musical, para una asesoría. Le entregó los contratos con los nombres tachados, Arango los leyó y a los 15 días le dio su concepto. Entonces le pidieron que asumiera el caso.

–Él me dice que ellos quieren que lleve el caso, pero yo vi que eso era de reguetón y le dije que no quería meterme con eso, y ahí es donde el me dice que el pelao es amigo mío, y yo ¿cómo así? Y me dice sí, es Ryan Castro.

–¿Ustedes de dónde se conocían?

–De la calle. Ryan rapeaba en los buses y paraba el Circular en el negocio que yo tenía en una de las entradas de la Universidad de Antioquia. Ahí comía panzerotti y cambiaba las monedas. Además, cada rato lo contrataba a él y a Crickman Jam para unas fiestas que organizaba de Dance Hall. Incluso cuando vi en redes que firmó los contratos le escribí y le dije que cuidara mucho su carrera, que iba en ascenso y ahí es que aparecen los gavilanes.

–¿En qué fecha le escribió ese mensaje?

–El 25 de enero de 2021

–¿Qué había firmado Ryan con King Records?

–Un 360, un contrato con el que te firman todos los aspectos de tu carrera musical, como intérprete, como compositor, uso de imagen, manejo de redes... King Records tenía control absoluto en el papel sobre Ryan, pero hay que aclarar que nunca lo pudieron materializar totalmente por su carácter. Lo tenía a oscuras y el dinero que estaba generado no se estaba invirtiendo en su carrera.

–El problema de ese tipo de contratos 360 es que quien tenía que velar por los intereses de Ryan ante la disquera era la misma disquera, entonces realmente no tenía quien defendiera sus intereses, dice Alexander Zuluaga, otro de los abogados.

–Exacto, el problema que él tenía era que la disquera era al mismo tiempo manager y editora, entonces no había quién controlara a nadie, porque el manager tiene como función, entre otras cosas, auditar sello disquero, pedirle cuentas, dice Arango.

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A grandes rasgos el proceso se podría resumir así: en 2020 Ryan Castro firma con King Records. Empiezan a trabajar, pero en 2021 la disquera no le reporta a Ryan los estados financieros de su contrato. Ahí es que entra Leandro Arango y su equipo, Leal Abogados –del que también hacen parte Alexander Zuluaga y Carlos Peláez–. En octubre de ese mismo año declaran los incumplimientos contractuales, solicitan auditorías contables a la disquera, y les proponen una primera negociación.

Ahí firman un acuerdo privado, en el que, entre otras cosas, Ryan dejaba de ser un artista de King Records, pero creaban una nueva sociedad, Awo/King Records, en la que iban 50/50. Una de las condiciones de esa nueva sociedad era que durante el primer año, el representante legal sería Kevin Roldán, y al año siguiente el representante legal lo pondría Ryan Castro.

A pesar de eso, la situación no cambió mucho. En 2022 la disquera seguía sin invertir en la carrera de Ryan, y sin entregar los estados financieros que estaban pendientes. Aún así, el equipo de abogados se dedicó a la nueva sociedad y empezaron 2023 en equilibrio y con dinero para seguir trabajando.

Pero en la asamblea de socios, a principios de ese año nada salió como se suponía. Roldán no quiso ceder la representación legal y quería tomar decisiones que ya no le correspondía. Ahí fue que se radicaron las demandas, entre marzo y abril de 2023.

El fallo fue favor de Ryan Castro.

Con el caso de Ryan, realmente ganan los artistas. La industria de la música ha creado en muchos la ilusión de grandes riquezas que están a la mano, pero la realidad no es esa. Lo que sí hay, y de sobra, es gente dispuesta a sacar ventajas a partir del desconocimiento de la ley y el deseo de éxito.

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